Una buena amiga ha halagado mi ego en Facebook al compartir este
blog y añadir que es un placer tener amigos que piensan. Me imagino que la
frase completa es que piensan correctamente o con finura intelectual.
Yo no sé si la tengo, pero el asunto me lleva a preguntarme
por la equivalencia entre escritor, pensador e intelectual. Resulta obvio que
un ensayista ha de ser un buen pensador así que centrémonos en los escritores
de ficción.
Me acuerdo ahora de una antigua entrevista a un gran actor
inglés. El hombre decía estaba harto de que le hicieran preguntas complicadas de tipo social, político, económico, como
si fuera un premio Nobel y tuviera las soluciones para el mundo. Solamente era un actor y sus opiniones, explicaba, tenían tanto valor como las de cualquier persona, dado que no
había estudiado ni se había preparado para ser un intelectual, sino solo como
actor. Tenía toda la razón, pero el hecho de venir de un famoso proporcionaba a
sus opiniones una proyección que no tienen las de cualquier persona.
¿Son los escritores de ficción igual que los actores o debemos
esperar de ellos y ellas algo más? ¿Deben ser intelectuales? Hay mucha gente,
incluidos algunos críticos y editores de la vieja escuela, que piensa que es
deber del escritor intentar cambiar el mundo en un sentido social o político. Otros huyen de ese papel. Cuando se nos vino encima la crisis no quedaban ya en
nuestra literatura rastros del realismo social de los cincuenta. Aunque hemos
tenido momentos para el reflejo literario de una juventud que tenía a gala
otros valores diferentes a los de sus padres, el libro como producto
fundamentalmente de entretenimiento ha barrido a cualquier otra concepción de
mismo. Naturalmente que sigue habiendo quien con sus libros intenta abrirnos
los ojos a realidades sociales, me viene a la memoria Fernando San Basilio (Mi
gran novela de La Vaguada), pero son excepciones.
Personalmente, pienso que depende del tipo de obra que
produzca ese escritor. Para parir Un mundo feliz es necesario tener una
cultura enciclopédica como la que recibió Huxley, rodeado de premios Nobel entre la familia y los amigos. Para escribir Diez
negritos, por no abandonar el Reino Unido, no hace falta tanto. Ambas obras son excelentes y reflejan un
gran genio literario pero, probablemente, esperásemos más de Aldous que de
Agatha Christie en una entrevista que quisiese descubrir la profundidad de su
pensamiento.
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